Esos
churros de piscina (o como quiera que se llamen, -en inglés "
pool noodles"-) que con el tiempo se van deformando, perdiendo color, y hasta desgastándose produciendo irritación en la entrepierna de los pequeñines, no tenemos por qué tirarlos. Podemos
reconvertirlos en un nuevo juego de piscina.
Es muy sencillo.
La única complicación es cortar el churro. Creo que con un cuchillo se puede. Yo me compliqué un poco y me hice mi propio cortador. Ya tenía una pistola para cortar poliespán pero el ancho no me daba para cortar el churro de piscina. Me fabriqué mi propia pistocala cortadora, pero ya contaré cómo lo hice porque se me complicó un poco el asunto.
Pues la cosa es
muy sencilla y no me enrollo porque no tiene ningún misterio: