La idea es muy buena, sencilla y original. Tan buena que alguna abuela ha regado el tiesto creyendo que era una plantita con su tierra de verdad.
1.- Se cogen unos tiestos chiquititos (quizá la tarea más dificil es conseguirlos). Ni que decir tiene que han de estar requetelavados.
2.- Se pone una capita de bizcocho en el fondo (tapa los agujeros y nos sirve para clavar la pajita del siguiente paso). El bizcocho puede ser del que más rabia nos de (en este caso compramos uno de Mercadona, el único que encontró mi hija). Para cortar el círculo usé una flanera pequeña (también podía haber sido una taza de café, supongo)
3.- Se clava una pajita en el bizcocho. Yo tenía negras que disimulan más. Si no hay negras pues cualquiera, pero teniendo la precaución de cortar a "ras de tierra", para que no "cante" mucho.
4.- Se rellena con helado. El que se quiera, pero claro, es una buena excusa para elegir uno de chocolate (hay una tarrina rectangular de mercadona como con capitas de chocolate....uffff, ¡que peligro!). Pero claro, no queda horizontal así que...a apretar con los dedos...
5.- Y ahora el toque maestro y que es el que hace que el invento de el pego total: GALLETAS OREO. Las desmontamos quitándole la capita de crema. Las metemos en el vaso de la batidora y batimos (tranquilos, no se rompe la batidora). Echamos este "polvo de Oreo" por encima del helado. Movemos de un lado a otro rápidamente el tiesto para que no quede muy apelmazado y esté más natural.
6.- Metemos la flor en la pajita. Miguel había metido un pensamiento, yo les metí una flor de geranio. Un truquillo para que la flor no se nos cuele hasta el fondo de la pajita es meterle alguna miguita del mismo bollo por ejemplo.
FIN
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